
Cristina de Suecia, detentadora del trono del país nórdico, se permitió abdicar al trono al verse totalmente avasallada por la vida palaciega. No renunció a su condición de reina, pero dejó su país para instalarse en la Roma Vaticana y dedicarse al mecenazgo, al arte y a la explotación de su lado intelectual.
Fue amiga y admiradora del gran filósofo René Descartes, a quien nombró director de una academia del conocimiento creada bajo su reinado.
Mujeres emprendedoras, valientes y fieles a una filosofía de vida, existieron en toda época... tan sólo que ignoramos sobre ellas.
Cristina creció en un ambiente real que a la vez le fue hostil. Su madre nunca pudo aceptar que al dar a luz viera que el fruto de su amor no fuera un varón, alguien que pudiera seguir correctamente con la tradición dinástica de las casas reales. Sin embargo Cristina, supo anteponerse... fue separada de su madre al poco tiempo del fallecimiento de su padre por decisión de la Corte, quien no veía adecuados los tratos que se le daban a la niña que ya era la Reina de Suecia. No obstante, a los pocos meses de vida sufrió una grave lesión en su hombro que le provocó una deformidad crónica... esto así por la falta de cuidados que la madre debía procurarle.
Fue una gran mujer, que creía que el matrimonio era una forma de coartar su libertad. No podía concebir la idea de sentirse atada a un hombre. Era un ser libre, con grandes aspiraciones intelectuales e insaciable frente al saber. En un mundo netamente machista, supo y pudo elegir y llevar adelante su moral de vida.
- CRISTINA DE SUECIA -
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